MÁRTIRES JESUITAS, al servicio del Oriente árabe (1975-1989)
por el P. Camille HECHAIMÉ, Dar el-Machreq

El P. Alban de Jerphanion (1901-1976), francés

 

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Father Alban de Jerphanion (1901-1976), French

Era el 14 de marzo de 1976, en una de las épocas más duras de la guerra libanesa. El P. de Jerphanion, procurador del colegio jesuita de Yamhour, cerca de Beirut, se dirigía al aeropuerto de la capital. Acompañaba a uno de sus hermanos jesuitas que, casi minusválido, necesitaba ser operado en Francia. Iban en el coche con el chofer y el enfermero del colegio. Una barricada los paró y secuestró al chofer y al enfermero de nacionalidad libanesa. Dejó libres a los dos padres franceses que se vieron obligados a desandar a pie. El P. Alban pidió entonces a su compañero, que era incapaz de andar, que lo esperara en medio de la calle. Luego se fue a un convento de religiosas a unos dos kilómetros para pedir que los socorren, que dejen pasar al viajero y suelten a los secuestrados. Cuando volvió adonde su compañero, los tiros se les caían encima como la lluvia. El P. Alban fue alcanzado en la parte inferior del vientre y murió ensangrentado. Su compañero pudo reptar hasta un lugar seguro y contó lo sucedido a la otra facción. El cadáver fue retirado del frente y los secuestrados fueron liberados tras unas rápidas negociaciones.

La forma con la cual el P. de Jerphanion sufrió el martirio resume su personalidad y su vida entera. Ese religioso murió tal y como vivió, aliando perfectamente el trabajo con el amor.

Hijo de una familia noble, Alban destacaba en el trabajo por la devoción y el perfeccionismo y daba a sus otras actividades un toque de belleza y buen gusto.

Poco después de haber entrado en la Compañía, se afilió a la provincia de Oriente Próximo. Ocupó varios puestos docentes y administrativos importantes. Enseñó la literatura en las clases secundarias del Colegio San José de Beirut cuando solo tenía veintiún años. Fue director del mismo colegio durante doce años (1934-1945) y luego director del Círculo de la Juventud Católica al que pertenecía una élite de intelectuales comprometidos en la sociedad. Después fue decano de la Facultad de Medicina de la universidad jesuita, luego decano de la Facultad de Ingeniería, y al final rector de la misma (1958-1965)... No se jubiló a los sesenta años, sino trabajó en la junta directiva de la famosa imprenta jesuita llamada “Católica” para después ocupar el puesto de procurador en el Colegio Nuestra Señora de Yamhour hasta que falleció.

Como ya lo hemos dicho, destacaba por el buen gusto en el trabajo y por el afán de la novedad y creatividad. De hecho, renovó los antiguos edificios, construyó otros nuevos y creó nuevos laboratorios. Es más, se encargó de edificar una moderna facultad de ingeniería sobre una colina verde en las afueras de Beirut. Fue conocido por su clarividencia, su capacidad extraordinaria para aclarar los asuntos y tomar y aplicar decisiones rápida y perspicazmente.

El éxito de sus grandes acciones tenía un secreto: su gran amor de la gente y del Líbano, el país que lo adoptó. Sin bien parecía una persona fría a primera vista, era en realidad todo lo contrario. Era tierno, servía sin escatimar, confiaba en sus colaboradores y tenía la generosidad de los nobles. Sus principios éticos se fundamentaban en una profunda vida interior y una constante oración. Su diario personal desveló, a los que lo leyeron después de su muerte, un lado de elevación espiritual que él escondía con pudor, como pocos saben hacerlo.

Collège Notre-Dame de Jamhour, LIBAN
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